La flor de Iris o también conocida como Lirio en Latinoamérica tiene una forma muy peculiar y está cargada de simbología y color.
Se la conoce científicamente como Iris Germánica y forma parte de las Iridáceas; existen más de 200 especies y un gran abanico de colores y tonalidades.
La flor es muy delicada y especial, tiene tres sépalos que se abren de forma ovalada y tres pétalos internos o estándares que se doblan en la parte fértil de la flor. Existen variedades con flores grandes y voluminosas como también pequeñas en miniaturas.
Es una flor que crece en prácticamente cualquier altitud, clima o ecosistema. Sus colores son muchos y su presencia es casi universal.
Los cientos de especies de flores conocidas actualmente como Iris fueron nombradas así por los antiguos griegos, quienes asociaron las flores coloridas con la diosa mensajera Iris. Los griegos creían que Iris, mensajera de Hera (reina de los dioses), era la personificación del arco iris y servía como enlace físico entre el cielo y la tierra.
Estas flores poseen una historia impregnada en la mitología, simbología y ritos culturales en todo el mundo.
Los faraones egipcios creían que los tres pétalos de la flor representan el valor, la fe y la sabiduría, y que la flor preservaba su poder en el más allá.
Los Lirios o Iris también estuvieron presentes en la monarquía francesa durante la Edad Media a través de la creación de la «Fleur-de-Lis», que se conserva como símbolo nacional de Francia.
La flor de lis es, en heráldica, una representación de la flor del lirio. En la heráldica francesa, es una figura muy difundida. Es una de las cuatro figuras más populares de la heráldica universal, junto con la cruz, el águila y el león.